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jueves, 2 de mayo de 2019

La importancia de la Cultura en el Desarrollo Económico y Social del País


¿Qué es Cultura? Definimos Cultura como la expresión de un conjunto de valores por parte de un pueblo en un determinado momento. En tal sentido, se considera como medios de expresión a las creencias, tradiciones, costumbres, e incluso opiniones; pero también, al arte, la ciencia, la técnica y la tecnología.

 
Si un pueblo se caracteriza por ser solidario, la religión que profese predicará el cultivo de este valor. Si un pueblo cree en el respeto de todos los seres vivientes, abolirá aquellas tradiciones que atenten contra la vida o la integridad de otros seres vivos.

Pero también, los valores afectaran la manera como se desarrolla el Arte y la Ciencia en un pueblo. El cultivo de la Magnanimidad en la Antigua Grecia se reflejó en sus magníficas obras arquitectónicas y escultóricas. Asimismo, nuestros valores condicionaran la elección del objeto de las investigaciones científicas llevadas a cabo por los individuos, o el desarrollo de cierto tipo de tecnología.

En pocas palabras, detrás de toda creencia, tradición, costumbre, opinión, actividad artística, científica, desarrollo tecnológico hay un valor que se asoma.

Quedando claro esto pasemos al siguiente asunto ¿Cómo se relacionan el Desarrollo Económico y el Desarrollo Social? Según la teoría económica el Desarrollo Económico lleva al Desarrollo Social. Se supone que es tan significativa la correlación entre ambas variables que muchas veces se consideran como sinónimos.

Sin embargo, la Historia nos dice lo contrario. El gobierno de Alejandro Toledo (2001 - 2006) se caracterizó por un Desarrollo Económico muy importante; sin embargo, esto no se reflejó en el Desarrollo Social. No sólo era que el dinero no llegase de manera suficiente a los pobres, sino que los principales indicadores sociales no crecían al ritmo de la economía. La otra cara de la moneda fue el gobierno de Ollanta Humala (2011 – 2016); algo de Desarrollo Social se dejó ver, a pesar que el Desarrollo Económico veló por su ausencia.

En el primer caso Desarrollo Económico no trajo Desarrollo Social; y en el segundo, hubo Desarrollo Social, sin Desarrollo Económico.

Entonces, la tesis que afirma que existe una correlación directa entre Desarrollo Económico y Desarrollo Social no es tan exacta.

Ahora bien, es en este punto donde la Cultura se relaciona con ambos tipos de desarrollo, puesto que esta sirve de amalgama entre ambos. La Cultura dirige los esfuerzos del Desarrollo Económico llevándolo a crear Desarrollo Social.
 
 
Así, por ejemplo, ciudadanos honrados nunca tomarían para sí el dinero destinado para los más pobres. Ciudadanos justos, distribuirían los recursos de manera equitativa. Ciudadanos responsables utilizarían el dinero adicional, recibido gracias al Desarrollo Económico, para pagar sus estudios. Las tecnologías y técnicas desarrolladas buscaran el bienestar del pueblo y no sólo incrementar la rentabilidad de las empresas, a merma del bienestar de los ciudadanos.

En pocas palabras, La Cultura direcciona los recursos obtenidos del Desarrollo Económicos al Desarrollo Social.

Para finalizar, queda la pregunta ¿Qué valores debemos cultivar? En una entrada anterior presenté una propuesta sobre los valores que debemos cultivar como país, al cual puedes acceder a través de este link:

lunes, 29 de abril de 2019

MAGNANIMIDAD, LA VIRTUD DEL LÍDER


En cierta ocasión un amigo de Julio César le criticó por no aplicarse con mayor ahínco al estudio de la oratoria, considerando que si lo hacía arrebataría el puesto de mejor orador de Roma a Cicerón, y de esta manera derrotarlo en los debates en el Senado. Ante la crítica, Julio César respondió que prefería ser el segundo orador y aplicarse para ser el primer gobernante de Roma.
Esta anécdota describe de manera certera de lo que trata la Magnanimidad: Ser el primero en lo primero.
Aristóteles consideraba a la Magnanimidad como la reina de las virtudes, porque las contenía a todas. Por su parte, su discípulo, Alejandro III de Macedonia, llevó la teoría a la práctica y se convirtió en el paradigma del Gran Hombre. Se podría afirmar que todos los Grandes Hombres de la Historia han tratado de emular a Alejandro, y Julio César no fue la excepción.
Todos los Grandes Hombres han sido grandes líderes. Así pues, de manera consciente o inconsciente los líderes tienen como ideal al Macedonio. Su cultivo de la Virtud le llevó a ser conocido con el epitome de Magno.
Ahora bien ¿Qué es Magnanimidad? En la antigua Grecia, esta virtud estaba relacionada con los actos de heroísmo en la batalla.  Los héroes homéricos eran su representación; Alejandro buscaba emular, e incluso, superar las hazañas de Aquiles. Con el tiempo el concepto se extendió a otros actos en los que se demostraba excelencia.
En tal sentido, la Magnanimidad es la virtud que mediante su cultivo lleva a los hombres a querer ser merecedores de los grandes honores Es necesario detenernos a reflexionar sobre este concepto.
En primer lugar, para ser merecedor de grandes honores es condición ser reconocido como el primero en el cultivo de las otras virtudes aristotélicas: el magnánimo busca ser el más valiente, el más sabio, el más amable, el más liberal, el más veraz. Pero también ser el primero en el cultivo de las Artes, Ciencias o Técnicas.
Luego, los líderes se esfuerzan por tener mérito; por tanto, nunca ocuparían un cargo, obtendrían un premio o ganarían un concurso si es que no tienen mérito. Hacer trampa o ganar una posición a cambio de un favor es lo más deshonroso, y por tanto contrario a la Magnanimidad.
Y en tercer lugar, como ya se dijo, los líderes buscan ser los primeros en lo primero. Todo aquello que no sea merecedor de Gloria, o dicho de otra manera todo aquello que no se considere un servicio a nuestro país o al mundo y que nos lleve a trascender, no merece el esfuerzo del líder.

El Areté
La enseñanza griega tenía como propósito alcanzar el Areté, o Excelencia, en tres aspectos: el pensar, el hablar y el hacer (dialéctica, retorica, técnica). Teniendo como escala la Magnanimidad; Esta virtud se complementaba con otras dos virtudes: la Justicia y la Templanza.
Siendo la Magnanimidad el ideal, la Templanza era el juicio que tiene el individuo sobre sí mismo; y la Justicia, el juicio sobre el prójimo.
La malla curricular griega comprendía la enseñanza de Oratoria, Dialéctica, Geometría, Filosofía, Música, Historia, Política y Economía, pero también Gimnasia y Lucha, de acuerdo al precepto de mente sana en cuerpo sano.  De esta forma se aseguraba la formación de ciudadanos de mente y cuerpo fuertes.


La Magnanimidad en la actualidad:
En un programa de opinión le preguntaban al invitado qué se necesitaba para superar la pobreza en el Perú. El invitado dio una respuesta que hoy para muchos podría parecer un insulto a nuestra identidad nacional, pero no por eso deja de tener razón. “El Perú saldrá de la pobreza cuando sus ciudadanos se apliquen a ser los primeros en la ciencia y en el arte, y dejen de afanarse por asuntos de menos importancia como el la comida y el futbol”. Recordemos que la Magnanimidad consiste en ser los primeros en lo primero.
Por otra parte, el cultivo de la Magnanimidad en las aulas de escuelas y universidades, pasaría por ser la solución al problema de la corrupción. Niños y jóvenes que hoy aprendan que el honor, el premio, el dinero debe ir de la mano con el mérito, con la dignidad, serán los adultos que mañana rechazaran todo acto de corrupción, pero aun así busquen la excelencia en cada una de sus actividades.