En cierta ocasión un amigo de Julio César le criticó por no aplicarse
con mayor ahínco al estudio de la oratoria, considerando que si lo hacía
arrebataría el puesto de mejor orador de Roma a Cicerón, y de esta manera
derrotarlo en los debates en el Senado. Ante la crítica, Julio César respondió
que prefería ser el segundo orador y aplicarse para ser el primer gobernante de
Roma.
Esta anécdota describe de manera certera de lo que trata la
Magnanimidad: Ser el primero en lo primero.
Aristóteles consideraba a la Magnanimidad como la reina de las
virtudes, porque las contenía a todas. Por su parte, su discípulo, Alejandro
III de Macedonia, llevó la teoría a la práctica y se convirtió en el paradigma
del Gran Hombre. Se podría afirmar que todos los Grandes Hombres de la Historia
han tratado de emular a Alejandro, y Julio César no fue la excepción.
Todos los Grandes Hombres han sido grandes líderes. Así pues, de
manera consciente o inconsciente los líderes tienen como ideal al Macedonio. Su
cultivo de la Virtud le llevó a ser
conocido con el epitome de Magno.
Ahora bien ¿Qué es Magnanimidad? En la antigua Grecia, esta virtud
estaba relacionada con los actos de heroísmo en la batalla. Los héroes homéricos eran su representación;
Alejandro buscaba emular, e incluso, superar las hazañas de Aquiles. Con el
tiempo el concepto se extendió a otros actos en los que se demostraba
excelencia.
En tal sentido, la Magnanimidad es la virtud que mediante su cultivo
lleva a los hombres a querer ser merecedores de los grandes honores Es
necesario detenernos a reflexionar sobre este concepto.
En primer lugar, para ser merecedor de grandes honores es condición
ser reconocido como el primero en el cultivo de las otras virtudes
aristotélicas: el magnánimo busca ser el más valiente, el más sabio, el más
amable, el más liberal, el más veraz. Pero también ser el primero en el cultivo
de las Artes, Ciencias o Técnicas.
Luego, los líderes se esfuerzan por tener mérito; por tanto, nunca
ocuparían un cargo, obtendrían un premio o ganarían un concurso si es que no
tienen mérito. Hacer trampa o ganar una posición a cambio de un favor es lo más
deshonroso, y por tanto contrario a la Magnanimidad.
Y en tercer lugar, como ya se dijo, los líderes buscan ser los
primeros en lo primero. Todo aquello que no sea merecedor de Gloria, o dicho de
otra manera todo aquello que no se considere un servicio a nuestro país o al
mundo y que nos lleve a trascender, no merece el esfuerzo del líder.
El Areté
La enseñanza griega tenía como propósito alcanzar el Areté, o
Excelencia, en tres aspectos: el pensar, el hablar y el hacer (dialéctica,
retorica, técnica). Teniendo como escala la Magnanimidad; Esta virtud se complementaba
con otras dos virtudes: la Justicia y la Templanza.
Siendo la Magnanimidad el ideal, la Templanza era el juicio que tiene
el individuo sobre sí mismo; y la Justicia, el juicio sobre el prójimo.
La malla curricular griega comprendía la enseñanza de Oratoria,
Dialéctica, Geometría, Filosofía, Música, Historia, Política y Economía, pero
también Gimnasia y Lucha, de acuerdo al precepto de mente sana en cuerpo
sano. De esta forma se aseguraba la
formación de ciudadanos de mente y cuerpo fuertes.
La Magnanimidad en la
actualidad:
En un programa de opinión le preguntaban al invitado qué se necesitaba
para superar la pobreza en el Perú. El invitado dio una respuesta que hoy para
muchos podría parecer un insulto a nuestra identidad nacional, pero no por eso
deja de tener razón. “El Perú saldrá de la pobreza cuando sus ciudadanos se
apliquen a ser los primeros en la ciencia y en el arte, y dejen de afanarse por
asuntos de menos importancia como el la comida y el futbol”. Recordemos que la
Magnanimidad consiste en ser los primeros en lo primero.
Por otra parte, el cultivo de la Magnanimidad en las aulas de escuelas
y universidades, pasaría por ser la solución al problema de la corrupción.
Niños y jóvenes que hoy aprendan que el honor, el premio, el dinero debe ir de
la mano con el mérito, con la dignidad, serán los adultos que mañana rechazaran
todo acto de corrupción, pero aun así busquen la excelencia en cada una de sus
actividades.