viernes, 14 de septiembre de 2018

ALCIBÍADES: LA GUÍA DEFINITIVA DE LOS POLÍTICOS CORRUPTOS


EL ESPEJO DEL BUEN POLÍTICO
En la antigua Grecia, todo hombre que destacase por su Virtud (Valores), Talento (liderazgo y conocimientos técnicos) y Mérito (logros personales y al servicio del Estado), tenía el deber de incursionar en Política. Ocupar un cargo político era un honor y por tanto un premio. Los griegos querían ser gobernados por los mejores.
Era una práctica común que aquel que quisiese incursionar en esta área, previamente se impusiera un respectivo periodo de preparación, el cual podía durar muchos años. Esto los llevaba muchas veces a viajar fuera de Grecia, llegando incluso a Persia y Egipto, buscando siempre a los mejores profesores de retórica, dialéctica, economía, política, estadística (entendida como administración del Estado), estrategia, agricultura, y otras artes y disciplinas según la necesidad del Estado.
Un político debía demostrar los tres dones: Don de Mando, Don de Servicio y Don de Gente. Y estos dones se encontraban enmarcados por la madre de todas las virtudes: La Magnanimidad, la cual se entendía por la admiración y cultivo de las grandes ideas, obras y acciones, y emulación de los grandes hombres.
Sin embargo, a pesar de los requisitos exigidos para los políticos de aquella época, esto no impidió que ciertos convenidos, improvisados y sin méritos opten por algún elevado cargo público. El que más destacó entre los de esta calaña fue: Alcibíades.
Alcibíades fue un personaje controversial. Sus cualidades lo llevaron a ser considerado casi una deidad, y sus defectos le otorgaron el escarnio de la Historia. Nació en 450 a.c, era hijo de una familia aristócrata ateniense, familiar cercano de Pericles, y discípulo de Sócrates (así es, si Séneca parió a Nerón; Sócrates, a Alcibíades). Resaltaba por su belleza exótica –se decía que tenía el porte de un rey- y por su facilidad de palabra. Desde muy joven se distinguió en la guerra y las victorias de sus carros afirmaban que la Fortuna marchaba con él.
"...si Séneca parió a Nerón; Sócrates, a Alcibíades..."
Parte de las enseñanzas de Sócrates a Alcibíades, se encuentran explicadas en uno de sus famosos diálogos (Alcibíades), allí le dice que antes de hablar debe asegurarse de conocer el tema del que se debate, caso contario debe prepararse; la justicia debe guiar sus acciones y palabras; y el bien común debe ser su norte.
Esta Hoja de Vida parece ser suficiente para que el “Cachorro de León” –así le llamaban por su carácter impetuoso y juventud-, tuviese una brillante carrera política; pero no fue así. Alcibíades se convirtió en un paradigma para los políticos corruptos de nuestro tiempo.
GUÍA BREVE DEL POLÍTICO CORRUPTO
No te prepares, di lo que el pueblo quiere escuchar:
¿Era Alcibíades un buen orador? Se decía que con sus palabras lograba electrificar al pueblo y persuadir a reyes y emperadores. Un testigo afirmaba que se trataba de un demagogo, y no dejaba de tener razón. Con los plebeyos prometía en contra de los aristócratas; con los aristócratas, contra los plebeyos.
En el dialogo de Sócrates, Alcibíades afirma que no necesita prepararse en ningún materia, puesto que sus interlocutores sabían menos que él, y por tanto resultaba fácil engañarlos con generalidades, lugares comunes, preposiciones ambiguas y frases huecas.
Domina el arte de desviar la atención de los asuntos importantes hacía asuntos sin importancia:
Se cuenta de Alcibíades que: “Tenía un perro celebrado de grande y hermoso, el que había comprado en setenta minas, y fue y le cortó la cola, que era bellísima. Reprendiéronselo sus amigos, diciéndole que todos le roían y vituperaban por lo hecho con el perro: y él, riéndose, “eso es- les respondió- lo que yo quiero; porque quiero que los Atenienses hablen de esto, para que no digan de mí cosas peores” (Plutarco, “Vidas Paralelas”).
Busca la salvación en las alianzas con tus enemigos, sobre todo cuando son de tu misma calaña:
Alcibíades y Nicias, general y estadista ateniense, eran opositores políticos, tanto así que no cejaban de buscar la perdición del otro. En cierta ocasión ambos fueron acusados de malversar los bienes públicos, y faltaba poco para que al menos uno de ellos fuera enviado al destierro. Siendo que la decisión de quién iría al destierro se tomaba por mayoría de votos en una asamblea y que cada uno contaba con cierto número de partidarios, que por separados no constituían mayoría, Alcibíades visitó a Nicias y le propuso incluir a un tercero en la acusación, a Hipérbolo, un demagogo que contaba con mala fama. Tanto los partidarios de Alcibíades y de Nicias votaron en contra de Hipérbolo, el cual fue el único condenado al destierro, aunque poco tenía que ver con el asunto de la acusación.
Lo que beneficia a tu oponente, te perjudica; lo que perjudica a tu oponente, te beneficia; no importa de qué lado se encuentre el bien común:
Celoso de Nicias por haber logrado la paz con Esparta, Alcibíades decidió no quedarse con los brazos cruzados mientras que otro se ceñía en la frente los laureles. Conociendo que una delegación espartana arribaría a Atenas, Alcibíades se reunió con ellos y les convenció que Nicias no contaba con el apoyo de Atenas, que lo mejor sería que pasasen por ser simples mensajeros sin plenos poderes, y dejasen las negociaciones en sus manos, puesto que él era un convencido de la paz entre Esparta y Atenas y tenía apoyo de la asamblea.
Llegado el día. Nicias se encontraba allí y también los representantes espartanos. La situación parecía ir como se preveía: los atenienses votarían por la paz. Hasta que apareció Alcibíades, y cargo contra los representantes espartanos, preguntándoles si contaban con plenos poderes. Creyendo que aquellas increpaciones se atenían a lo conversado, ellos respondieron de manera negativa. Alcibíades montó en cólera acusándoles, junto a Nicias, de tratar de engañar al pueblo Ateniense con promesas sin sustento. Al final se mandó un discurso sobre la necesidad de continuar la guerra contra Esparta, y salió de la asamblea siendo nombrado General.
Se leal a donde se encuentre tu interés, incluso si esto significa traicionar a tu pueblo:
Cierta mañana, las estatuas ofrendadas al dios Hermes amanecieron mutiladas, y la autoría de tal sacrilegio recayó sobre Alcibíades. Estando cerca la campaña militar contra Sicilia, se postergó el juicio, a pesar que Alcibíades pidió que se realizará antes de su partida.
Alcibíades partió, a su regresó sería juzgado. Sus opositores aprovecharon su ausencia para fortalecer la acusación, la pena de muerte a su regreso era lo que le esperaba. Conocedor de esto, Alcibíades vendió información a Siracusa, una ciudad asediada por el ejército ateniense. Como resultado, Atenas perdió la guerra y la culpa recayó sobre el malhadado Nicias que dirigía las operaciones.
A su retorno, con el propósito de evadir la condena ateniense, ofreció sus servicios militares a los espartanos, exagerando los planes de Atenas en lo concerniente a invasiones a territorio espartano y de sus aliados. Con esto demostró la importancia de contar con su asesoría. Como resultado, Esparta entró en guerra con Atenas.
Más tarde, perdería el favor de Esparta y ofrecería sus servicios al imperio Persa, utilizando el mismo método.
Recuerda que las Voluntades se Compran incluso con promesas falsas:
Queriendo regresar a Atenas, se contactó con los generales más influyentes del ejército ateniense, les dijo que votasen a favor del fin de su destierro, a cambio él convencería al Rey de Persia para firmar la paz e indemnizar a Atenas con oro. Como los opositores a esta propuesta eran mayoría, los generales acudieron al pueblo, esperanzándolos con el fin de la guerra y la repartición del tesoro. Al final los otros generales se vieron obligados a ceder.
Sin embargo, la influencia sobre el Rey de Persia de la que se jactaba Alcibíades no era tan real, y al presentarle la propuesta de paz (sí, había ofrecido a los atenienses una promesa que el Rey Persa nunca había hecho), este la rechazó y puso fin a las negociaciones.
Alcibíades envió a Atenas una carta en la cual explicaba que el Rey Persa solicitaba, para firmar la paz, que le cedieran territorio y apoyo militar. Esto era inamisible para los representantes atenienses, los cuales rechazaron la supuesta oferta. Aquello le bastó, para hacer notar que las negociaciones de paz no habían fracasado por su falta de influencia sobre el Rey de Persia, si no por el capricho de un grupo de representantes atenienses.
Si bien es cierto en aquella ocasión no se aprobó la repatriación de Alcibíades, sus partidarios practicaron un golpe de estado, y con el tiempo el “Cachorro de León” entró por la puerta grande en su “amada” patria
Lecturas recomendadas:
“Vidas Paralelas, Alcibíades”, Plutarco.
“El Primer Alcibíades o de la Naturaleza Humanos”, Platón.
“Historia de la Guerra del Peloponeso”, Tucídides.
“El Banquete”, Platón.

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