En una entrevista que la BBC realizó al otrora presidente Bill Clinton
allá por los años 2000, se le preguntó ¿Qué distingue a un buen gobierno de uno
malo? La respuesta fue contundente: I) Cumple tus Promesas; II) Gestiona la
Crisis; y III) Deja tu Legado.
I) CUMPLE TUS PROMESAS:
Durante las elecciones los candidatos lanzan promesas desde el atrio. Incluso
le ponen fecha y hora a la ejecución de indicadas promesas. Muchos de estos
ofrecimientos se encuentran definidos en los planes, programas de gobiernos,
hojas de rutas y otros instrumentos de gestión y de publicidad. Sin embargo, los
días, meses e incluso años transcurren y las promesas se queda en el papel. Esto
termina mermando la confianza que el ciudadano tiene en su gobernante.
Por tanto, la lección que debe tener todo candidato que tenga fe en su
triunfo es: NO PROMETAS LO QUE NO ESTÁS DISPUESTOS A CUMPLIR. Asimismo, la
lección para nuestros gobernantes es:
CUMPLE CON TUS PROMESAS.
Ahora bien, debido al cambio de circunstancias algunas promesas podrían
quedar sin cumplir. Es aquí cuando las dotes de comunicador del gobernante deben
de relucir explicando a la ciudadanía por qué tal o cual promesa quedaron sin cumplir
y qué se hizo en su lugar, resaltando el costo-oportunidad para el país.
II) GESTIONA LA CRISIS:
El carácter del líder se mide en los momentos de crisis. A PPK durante
los desastres ocurridos como consecuencias del fenómeno del Niño Costero se le
criticó por su actitud pasiva y su falta de presencia; incluso hoy después de
varios meses no ve la luz el Plan de Reconstrucción. La percepción que la
ciudadanía se lleva es que el presidente no encuentra apto para gobernar.
El gobernante no sólo DEBE SER CAPAZ DE CAPEAR EL TEMPORAL, TAMBIÉN
DEBE DE SUPERAR EL DESASTRE A LA VEZ QUE CON SUS PALABRAS Y ACCIONES DAR
CONSUELO Y ANIMO A LA NACIÓN.
Un ejemplo de esto último es Wiston Churchill que en la Segunda Guerra
Mundial se convirtió en la antorcha de la esperanza para Inglaterra, caminando
con bastón en mano por las ruinas de una Londres bombardeada por el nazismo.
III) DEJA TU LEGADO:
Se dice que el gobierno de Ramsés II fue uno de los más esplendorosos
que tuvo el Antiguo Egipto; aun así, a este faraón no se le recuerda por esto y
sí por sus prodigiosas obras arquitectónicas que dejó, como el templo de Abul
Simbel.
Los faraones erigieron las pirámides para ser recordados por la
eternidad; pero también, eran un instrumento de publicidad entre el pueblo convirtiéndose
en símbolos de esperanza o unión poder.
Napoleón Bonaparte después de cada campaña mandaba construir un arco o
una fuente en honor a los soldados caídos; pero también tenían un fin
decorativo embelleciendo la capital francesa y en el caso de las fuentes una utilidad
práctica para la población.
TODO GOBERNANTE DEBE ELEGIR UNA O DOS PROYECTOS DE GRAN ENVERGADURA por
los cuales su nombre sea recordado por la posteridad, o al menos por varios
años.
Pero cuidado con lo que erijas: UN MONUMENTO PUEDE SER CONSIDERADO
COMO ALGO INÚTIL O SI NO GUARDA CIERTO SÍMBOLISMO O BRINDA ALGUNA UTILIDAD AL
PUEBLO.